miércoles, 20 de agosto de 2008

Del hogar al trabajo, y del trabajo… al trabajo

Gracias a todos por los comentarios. La verdad es que me hicieron compañía, pero también me hicieron pensar. Para mi suegrita, liberé los comentarios. No más censura previa. (total siempre puedo borrarlos después). En realidad, mucha censura no había, si ni siquiera borré el mensaje de Alvarete de la Baie James… Algunos leyeron mis textos como que me había costado mucho la llegada acá, casi como que estuviera deprimido. Yo no me veo así, pero esos mensajes me hicieron reflexionar. Creo que tiene que ver con el fin de semana.

Estos primeros tres días de trabajo fueron distintos. No tuve mucho tiempo para deprimirme. Salvo cuando hoy miércoles estudié por primera vez a fondo mi presupuesto. La verdad es que tengo muy pocos fondos para proyectos, mi antecesor se gastó casi todo el presupuesto del bienio, que termina a fines del año que viene… Por lo tanto, una de mis principales actividades va a ser fundraising. Dependeré mucho también de mis colegas amigos de París. No va a ser fácil, pero le agrega pimienta al tema.

Cuando imaginaba el trabajo en Namibia tenía una cierta fantasía de que fuera bastante relajado, casi una larga vacación, debo confesar. Sin embargo, por ahora es todo lo contrario. Desde que empecé el lunes, no paré. Mi ausencia de la blogósfera no fue casual. Llegaba a casa (ven que ya decidí quitarle las comillas) tarde y cansado. Además, no quiero acostumbrarlos a una entrada diaria. No creo poder cumplir, ni creo que a nadie le vaya a dar para leerlo.

El lunes me enteré de que entre esta semana y la que viene vamos a tener 3 grupos de visitantes de distintas partes del mundo, todos relacionados con temas del manejo del agua y de las cuencas, el tema favorito de mi antecesor. Mi asistente se ocupaba de conseguirles reuniones con la gente clave en Namibia (qué parece ser que existe), pero se olvidó (o no le indicaron) de arreglar todas las cuestiones protocolares. Así que dediqué gran parte de estos días a arreglar esos entuertos con la “comisión nacional para la UNESCO” que es nuestra contraparte en el gobierno namibiense. Un embole, al verdad.

Uno de las personas clave en el tema de agua es Greg, el dueño del depto: el mundo es un pañuelo! Bah, en realidad, Namibia es un pañuelo… Hoy contaban que para cada cargo que se abre en la oficina nuestra para un concurso local (cargos de apoyo administrativo, como de asistente), se presentan alrededor de 2000 personas. Teniendo en cuenta que la ciudad tiene algo más de 240.000 personas, es el 1% de la población, y más aún de la población adulta. Y estos puestos ni siquiera están demasiado bien pagos… La UNESCO todavía tiene mucho prestigio, especialmente entre los que no la conocen por dentro…

Hablando de asistentes, el lunes me enteré que tengo dos. Nicole y Melissa. Y que viven en conflicto. A las dos se les termina el contrato a fines de setiembre, por suerte, diría. Parece que a mi estos conflictos me persiguen. Ya pasó entre Maria Helena y Chantal, en Montreal. Ahora acá. Pero creo que algo aprendí en este tiempo, y por lo menos no me voy a calentar. Voy a pilotearlo y organizar el laburo de manera tal de que no se crucen demasiado. Claro que comparten oficina... En cualquier caso, lo grave es que, cuando se les termine el contrato a estas dos, parece que igual no tengo plata para contratar a nadie para reemplazar a ninguna de las dos. Voy a ver como hago, algo se me va a ocurrir, con tal de no tener que ocuparme yo de todo el papeleo administrativo, que en esta organización no para de crecer.

Hoy a la tarde tuvimos la reunión mensual de todo el personal y éramos 18, 14 mujeres y 4 hombres. Extrañamente, en el momento de elegir delegado del personal para una reunión de personal inter-agencias que se va a hacer el viernes, una de las “chicas” propuso como candidato a Boyson, el único administrativo varón de la oficina. Y salió elegido por unanimidad. Al menos la directora es mujer… En esta reunión también se dio la extraña situación de que solamente había 2 blancos entre todos los presentes, Nicole –que de todas maneras se va- y yo. No es facil…

Hablando de blancos –esta entrada de hoy es una serie de asiociaciones más que un recuento cronológico, tratando de seguir la sugerencia de Lautaro- cuando llegué hoy a casa me encontré en el patio con Heidi, la esposa de Greg. Heidi ha de tener un par de años más que mi madre, y se parece bastante a Lolli, la mamá de Feli. Resulta que sus padres eran de origen alemán, y huyeron de Rusia en el 18. Una historia muy parecida a la de mi familia. Sólo que ella sigue despotricando hoy en día contra los comunistas: “mi madre decía, a los 92 años, tan lejos tuve que huir de los rusos y hoy están acá en Angola”. Esta Heidi se dedica a vender juegos “educativos”, de esos hechos en madera. Son esos juguetes caros que se consiguen en jugueterías especiales y que a Sole le encantan… Yo me preguntaba si tendría algo hecho en Namibia. Sería una buena idea combinar las habilidades artesanales con el diseño de juegos educativos. Podría dar un producto interesante, para un mercado de alto nivel pero con “conciencia social”, en Europa o Norteamérica (sabemos que en Argentina, eso no se consigue). Pero no creo que a Heidi le parezca una buena idea. Ella es blanca e importa juguetes alemanes y chinos, para los blancos de acá (5% de la población, no me canso de repetirlo)… (sí, hoy estoy prejuicioso, estoy empezando a enfrentar el tema racial).

El lunes fue la despedida de una colega del área de educación. Se vuelve a Zambia, por un año, de licencia. Algo debe haber pasado, pero yo no me enteré. La cuestión es que la despedida era a las tres de la tarde en la casa del jefe de esta chica. Yo estaba preparado para una reunión informal, unos tragos, charlas, unas palabras, bah, una despedida tranqui. Pero no. Mientras íbamos llegando a la casa nos iban asignando asiento, en el patio o dentro del quincho. A mi me tocó un asiento acolchado, bajo techo, similar al de la directora, fruto de mi estatus especial, principalmente por mi rango de profesional en la oficina, o bien por ser nuevo, supongo. El resto de los presentes eran gente de mi oficina y también la segunda línea del ministerio de educación. Al rato tomé conciencia de que yo era el único blanco. La reunión fue muy rara… uno por uno se paraban y decían palabras resaltando las cualidades de Mui. Hasta un tipo del ministerio le cantó una canción. Parecía que la estábamos velando, no solamente de cuerpo presente, sino vivo… Después de una gran cantidad de espiches, y de la entrega de un regalo, finalmente habilitaron los sánguches y el jugo. A eso de las cinco nos fuimos todos. La gran mayoría (en realidad, todo el staff internacional) nos reencontramos minutos más tarde en la oficina, sin saber que todos estábamos volviendo. Se labura mucho, acá.

Arreglé con el taxista para que me busque y traiga todos los días. En un triunfo de mis capacidades de negociación, logré que Arnold (así se llama, aunque nunca será ni governeitor de california ni vivirá en el penthouse con su hermano, de qué estás hablando, willis?) me rebajara cada viaje a 40 dólares namibienses. Igual, necesito un auto, ya. Pero todavía no tuve ni tiempo de ponerme a buscar. La semana que viene, espero poder dedicarle un rato.

El fin de semana puede que me vaya a Lüderitz. Es un pueblo costero a 8 horas de ruta de acá. Lüderitz fue el alemán que fundó la primera población blanca en Namibia. Y es donde se encontraron los primeros diamantes, que hacen hoy a la riqueza de este país. El sábado hay un evento esponsoreado por la UNESCO y la directora me invitó para que la acompañe. Estaría bueno, pero todavía no estoy seguro si puedo ir, porque como les dije al comienzo, tengo visitas. Y puede que tenga reuniones el viernes, aunque voy a hacer todo lo posible para zafar. Estaría bueno viajar un poco, sacar algunas fotos, e ilustrar un poco este blog que se está poniendo muy gris.

4 comentarios:

VaneDVJ dijo...

Celebro la aparición de tu blog y admiro la valentía de poner en palabras al público lo que uno tiene en mente (yo hace un tiempo tenía ganas de decir pero me auto inhibí, y allí quedó mi blog, creado y vacío...)

Hoy leo por primera vez, con curiosidad, y el resultado ha sido positivo. Voy a estar frecuentemente leyendo tus líneas, aunque no siempre sea una buena comentarista. Me gusta leer en mi idioma y con mi acento!.

Me reí mucho con la despedida-velorio...

Éxitos Polcuch!

Anónimo dijo...

querido ernesto : como siempre , me encanta seguirte en tus viajes , aprendo de ellos ; pero este tiene un "color " especial .
Los psicólogos sociales trabajamos siempre en los grupos , lo q se le ha llamado la contradicción : Individuo - Grupo , y por lo difícil q es para los nuevos , esta integración .... si a esto le sumamos el tema del color ........ creo , q es un momento , el tuyo, de mucho trabajo y ansiedad ...... admiro en vos esta posibilidad de nuevos desafios ...y de adaptación a nuevos contextos.......
Estoy muy orgullosa de mi yerno !!!!!!!
para acortar distancias contales a tus cros. ,del estado de la salud , la educación , la pobreza , etc. de nuestro pueblo y ellos seguro saben q lo que nos separa , a los hombres y mujeres del mundo no es el color !!!!!!!!!
mirta lazzarini

rodomarchetti dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
rodomarchetti dijo...

Ernest,
De acuerdo con el comienzo de esta nota: yo no se si "vos estabas deprimido", porque no hablamos; Solo me llegó la impresión de Chichi acerca de una charla de ella con Sole de tus primeros dias en Nam (tal vez actuó el telefono descompuesto).
En cuanto a lo importante, creo que las decisiones de vida, como la felicidad, no se miden en dias sino en años. Uno no "está feliz hoy" sino mas bien "es feliz o va en busca de serlo", por mas que hoy esté un poco embolado.
Y como la decisión que tomaron es una decisión de vida (o sea de largo plazo), no te detengas mucho en días de más o menos bajon, porque seguramente habrá algunos de esos; hasta que llegue la familia y juntos se habituen a la nueva geografía, la gente y todo eso.
Un fuerte abrazo y dale para adelante,
Rodo.